En un bosque, se ve a Sasuke de ocho años, (pelo negro corto, ojos del mismo color, piel blanca y enano, como un chico de su edad) y a Itachi de trece, (alto, pelo largo negro, ojos azabaches, y con unas ojeras pronunciadas) el primero estaba llorando desesperadamente, mirando a su hermano mayor con confusión, el más grande lo miraba sin expresión alguna.

— ¡¿Por qué nii-san?! ¡¿Por qué mataste a Sakura?! — Preguntaba sin entender el menor, con su tono de voz aniñado y quebrantado por el llanto.

— Maté a todo su clan, para confirmar que soy el más fuerte, nada más ototo. — Contestó el hermoso morocho mayor, con su cara sin ninguna emoción y su tono de voz, fría como un témpano de hielo.

— ¡Tu no eres así nii-san! ¡Por favor dime que esto es una pesadilla! — Pidió desesperadamente el niño, dejándose caer de rodillas al piso, sosteniéndose con sus pequeñas manitas para no caer al pasto.

— No es una pesadilla, es la realidad, y si quieres vivir, vas a tener que afrontarla, y ser más fuerte. — Le dijo su hermano mayor, para después desaparecer.

El pequeño lo único que pudo hacer es echarse a llorar devastadoramente, mientras recordaba lo ocurrido momentos atrás.

“ Un pequeño y alegre azabache trotaba al compás de su tarareo, mientras iba a visitar a su “mejor amiga” que era su amor secreto, ya que le quería pedir que le ayude a entrenar, cuando llegó, al lugar del clan Haruno, no había nadie, eso le extrañó mucho, ya que su ambiente era muy alegre.

Cuando llegó a la casa de Sakura, su sonrisa se borró, y se le veía la cara de horror, al ver los padres de su amiga muertos en el suelo, cubiertos de sangre, y con los ojos abiertos (imagínense pobrecito) corrió hacía la habitación de la niña y la abrió temeroso de lo que encontraría allí, y empezaron a salir miles de lágrimas por su dolor, ya que, en la cama muerta estaba su amor secreto.

Salió corriendo directo al bosque y se apoyó en un árbol, allí vio a su hermano mayor pasar saltando de rama en rama, entonces el pequeño tomó aire.

— ¡Nii-san! ¡Nii-san! — Gritó desesperadamente atrayendo la atención del mayor. — ¡Algo atacó al clan Haruno! ¡Sakura está muerta! — Continuó el pequeño, agitando desesperadamente sus bracitos. (Que tierno *-*)

— Yo fui. — Confesó el mayor sin ninguna expresión.”

El niño se levantó del suelo, y se fue por un camino que conducía a su clan, dejando caer al suelo lágrimas cristalinas, que reflejaban su dolor. Llegó a su casa y lo primero que hizo fue correr hasta su cuarto y encerrarse allí. Se dejó caer arriba de su cama, mientras recordaba a esa adorable niña de pelo rosa y orbes verdes que le robó el corazón…

“— ¡Vamos Sasuke-kun! ¡Apresúrate! ¡Llegamos tarde a la academia! — Decía una niñita de 8 años de edad, pelo rosa corto hasta los hombros, ojos enormes y expresivos de color jade, la misma estatura que Sasuke, y una frente amplia, con un listón rojo en su pelo.

— ¡Espérame! ¡Además por qué querías agarrar flores paramos! — Dijo el niño, haciendo un tierno puchero.

— Oh, oh. — Dijo la niña mientras señalaba a una pila de niñitas corriendo hacía allí, por causa de la llegada del niño. — ¡Corre Sasuke-kun! ¡O terminarás aplastado! — Comentó la niña asustada, pero un poco celosa de que le hagan algo.

Y después lo que pasó, fue ver a Sasuke en un árbol escapando de sus fans, las demás confundidas, miraron a Sakura, esta se encogió de hombros, restándole importancia, y se fue hacía la academia trotando alegremente.

Sasuke la veía desde el árbol, y le pareció la persona más hermosa del mundo, con su trote alegre y su corto cabello balanceándose por el viento.”

——En otro lugar, a unos kilómetros de Konoha——

— Ya no hay vuelta atrás, extrañaré a todos. — Decía una persona encapuchada, muy bajita.

— Lamento que todo esto este pasando, no tienes la culpa. — Dijo tristemente otra persona más alta que la primera.

— Lo sé, vos tampoco tenías la culpa de que esto pasara… Y encima te culpan, lamento que cargues con esto… Y como terminó con Sasuke-kun. — Contestó primero enojada y después triste la encapuchada más baja.

— Te prometo que te protegeré Sakura. — Dijo tiernamente, levantando la cabeza, y se podía apreciar a un azabache de ojos negros, pelo del mismo color, y tez blanca.

— Lo sé, siempre me protegerás Ita-kun. — Dijo la voz femenina, y aniñada, también levantando la cabeza como el primero, y dejando ver a una niña de pelo rosa y ojos verdes. — No puedo creer que mi cuerpo falso funcionó, ¡Todo gracias al libro de medicina! — Comentó alegremente.

— Siempre está tan alegre… Sakura, creo que no solo te veo como una hermana menor… — Pensó para adentro Itachi, con una sonrisa en su rostro.

Las dos personas se fueron alejando del lugar, con un poco de dolor, pero siempre mirando para adelante, y luego perderse entre los árboles.

Capítulo 2 — ¡Sakura quiere entrenar!

Después de caminar un largo rato, la pequeña y el mayor se instalaron en una casa subterránea del clan Haruno.

Pasaron unas cuantas semanas.

Los dos estaban desayunando un café con leche, que Sakura preparó, ella era torpe y pequeña, pero cuando se proponía algo lo cumplía, como se sintió la “mujer” quiso aprender a cocinar, primero fue terrible, pero después encontró libros de cocina de su madre, y pudo hacerlo.

Un día…

Itachi salía de la casa, pero una niña lo paró en la entrada, agarrándole de la mano.

—Ita-kun ¿A dónde vas? — Le preguntó curiosa la pequeña de pelo rosa, mientras le zarandeaba la mano de un lado a otro.

—Saldré a entrenar Saku.— Respondió el muchacho, con un toque de ternura en su voz.

Sakura pareció pensar en algo un momento, ya que se quedó quieta como una estatua de piedra, mas luego, su rostro se iluminó, con una gran sonrisa, y sus ojos brillaron con mucha intensidad. — ¡Entréname Ita-kun! — Pidió con una cara de cachorro la niña.

Itachi lo pensó, pero luego se imaginó a una Sakura malhumorada por tanto entrenamiento, ella podría esperar ¿Para qué entrenar desde pequeña?— Saku, creo que todavía eres chica para aprender, ¿Por qué no esperás un poco más? — Preguntó tiernamente el chico.

Gran error, a Sakura nadie le decía pequeña. Y cuando ella quería algo lo conseguía, ser caprichosa a veces era útil, ya que se hizo insistente, la pequeña frunció el ceño y le mandó una mala mirada, pero luego reflexionó y tuvo un plan. — Pero Ita-kun… Quien sabe que me pueden hacer si no sé defenderme… ¿Y si un día vos no estás? ¿Y si me matan? — Preguntó con una cara de horror.

Itachi sabía que era un plan, pero no pudo resistirse a la mirada que le lanzaba la niña. — Bien, vamos. — Comentó resignado para luego desaparecer.

Sakura saltó de alegría y después lo siguió.

Llegaron a un descampado, y una vez allí el mayor empezó a hablar.

—Bien, escucha, no quiero quejas ni lamentos, y aunque vos decidiste esto. — Le dijo seriamente, ya que era muy estricto, y cuanto antes terminaran mejor.

— ¡Hai! — Respondió decida, haciendo una pose de militar, y con esto al muchacho le salió una gotita al estilo anime.

—Empezaremos con la velocidad.— Dijo el azabache, para luego sacar un pergamino de su mochila, hace unos sellos, y sale humo, luego se ven dos tobilleras, y dos pulseras. —Te las pondrás, cuando te acostumbres serás más rápida.— Explicó y luego se las lanzó.

A Sakura le parecía fácil solo ponérselas, pero luego de hacerlo, se calló al piso, dando de lleno en la cara. — ¡Auch! — Se quejó la menor.

— ¿Qué dije de los lamentos? — Hizo una pregunta retórica el chico, con un toque de burla en su voz. — Ahora quiero 5 vueltas al descampado, si te caes 2 más.

La niña le mandó una mirada asesina, mientras que el la veía burlón, después de unos intentos en vano de levantarse, lo consiguió y se puso a realizar lo pedido por su sensei. Mientras que el se recargaba en un árbol.

Terminó de hacer las 5 vueltas, y se tiró al piso, Itachi caminó hacía ella.

— Ahora practicaremos la puntería, quiero que con estos — Señaló unos seis kunais — Intentes darle a eso — Señaló un circulo que dentro de el tenía más de ellos rojos y blancos, que no se sabe de donde lo saco.

Así, estuvo practicando toda la tarde. Ella estaba más que exhausta.

—Terminamos por hoy. — Anunció el muchacho, y luego miró como la pequeña se tiraba al piso. —Ya levántate, vaga. — Le dijo todavía con su voz fría.

—Como terminó el entrenamiento… Todavía no eres mi sensei… Hasta mañana… Así que… ¡Cárgame! — Le dijo entrecortado, e infantilmente mientras estiraba sus brazos hacía el.

A Itachi le apreció adorable, y la cargó, para luego decir. — En esta semana seguiremos entrenando esto, la otra te enseñaré genjutsu y otras cosas… — Le explicó, esperó una afirmación pero nunca llegó, y solo se escuchaban pequeños ronquidos de la niña en su espalda.

Pasaron las semanas y Sakura aprendía rápido, pero le faltaba aprender más, un día…